lunes, octubre 22, 2012

Ese olor...



Mañana hagan lo que les digo. Es algo sencillo. Lo hacen cada día. En cuanto se levanten de la cama abran la ventana. A continuación inspiren profundo el aire de la calle. ¿Notan ese olor? ¿Lo reconocen? ¿No? Es napalm. Y si creen que es el olor de la victoria es que son completamente imbéciles.

jueves, enero 12, 2012

Hanoi



Será uno de los recuerdos que conservaré para el instante previo a mi muerte: la ensoñación de aquellos ojos rasgados mientras mi cuerpo, entre sus dedos, asciende ingrávido a un paraíso cercano entre volutas de incienso y aceites de hierbas aromáticas.

sábado, enero 22, 2011

The Drifter (Bosquejo I)


Hay un hombre caminando por el arcén de tierra de una carretera secundaria de asfalto oscuro y despintadas líneas amarillas. El hombre, alto, delgado, viste una chaqueta ligera, abierta, de color marrón, una camisa blanca, pantalones grises, zapatillas deportivas. Entorna los párpados bajo el antifaz de sombra que proyecta el fedora plomizo que cubre su cabeza. Lleva una bolsa de lona azul marino colgada del hombro. La primavera se despereza lentamente tras el amanecer. Una miríada de pequeñas flores amarillas salpica la vasta planicie que aquella carretera, como una cicatriz reciente, hendirá durante miles de kilómetros hasta alcanzar un océano índigo de aguas tranquilas, barcos de colores vivos amarrados en el puerto y gaviotas en el cielo. El hombre tardará semanas, meses quizá si la suerte le es esquiva, en llegar hasta allí. Lleva caminando varias horas. Aún era noche cerrada cuando abandonó la cama que compartía con aquella mujer, metió algo de ropa, dinero y comida en su vieja bolsa de militar, salió a la calle y aspiró con fuerza, como si acabara de nacer, como si esa hubiera sido la primera vez que insuflaba aire a sus pulmones, la dulce fragancia de los tilos que pasean como putas hermosas sobre las aceras de la ciudad a medianoche.

lunes, diciembre 27, 2010

Aire



Hay momentos en los que vuelvo a abrir este libro y leo al azar uno de sus párrafos y me siento como si emergiera hasta la superficie y llenara mis pulmones con una gran bocanada de aire fresco.

“La gente de la ciudad, los atardeceres de buen tiempo, se pasea por el pontón. Se ven pálidos aldeanos de rostros grandes e inexpresivos. Se ven gentlemen curiosos y educados. Se ven familias de indios bien morenas y compactas y alborotadoras. Y se ven negros zulúes solitarios, acomplejados y temerosos. Todo el mundo viene a mirar los barcos, a soñar, a impregnarse de vibraciones de aventura, a imaginarse lo que puede ser una vida en libertad.”

Julio Villar. ¡Eh, petrel! Cuaderno de un navegante solitario.

domingo, diciembre 26, 2010

V

(Foto de Ansel Adams)



"La victoria más dura es la victoria sobre uno mismo."

(Aristóteles)